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lunes, 28 de marzo de 2011

Capítulo 2. Natasha

Personas, personas hay de todo tipo: altas, bajas, morenas, rubias, de toda clase, pobres, ricas. Clases. Clases de personas. Distintas, pero a su vez iguales.


Personas que callan, escuchan y luego actúan. Otras a las que sus impulsos les traen consecuencias. Que no saben estarse quietas.


Personas que te miran a los ojos y lo sienten todo o nada. Personas ninguna lo suficientemente normal, cada cual más rara que la anterior.
Personas que fingen y sonríen, otras que son felices realmente.


Personas que sufren, que lloran, que lamentan, que creen pensar que han ganado, pero no tienen nada y en verdad perdieron todo en el momento en el que dieron la espalda.
Personas que hacen daño a otras por orgullo, cuando la realidad es otra, las quieren y por eso temen hacerlas sufrir.


Personas que mienten al decirles a otras que no les importan, cuando estarían dispuestas a dar la cara, la vida, su vida por ellas.


Personas que se alejan, que vuelven, que se detienen, que corren  junto al miedo que las corroe. Personas que saltan alcanzando el cielo, otras que vienen ya de allí. Personas que dan la cara, que luchan, que superan baches, que se esfuerzan, que lo dan todo.


Personas a las que temes perder, pero nunca has tenido. Personas a las que retienes junto a ti, otras a las que dejaste marchar.
Personas que improvisan, que siguen su camino, aunque no sigan las reglas de ninguno.
Personas libres, encarceladas tras las rejas de la vida.


Personas que ya no están, que no volverán, que dejaron huella en nosotros, pero como todo, acaba.
Personas que no saben valorar, que se enfadan, pero conocen el perdón, que lloran, que son fuertes, que crees que lo son. Personas que estarán junto a ti toda la vida, otras que nunca pertenecerán a ella.


Personas que como tu o yo comenten errores, caen, ríen, empiezan, gritan pero hablan, se preguntan, crean, inventan, que sus metas se convierten en sueños de los que algún día tendrán que despertar.

La confianza es fundamental. La precisamos para cada acto. Luchamos por conseguirla pero una vez accedido a ella no sabemos como emplearla e aquí la parte complicado, como todo. Fallamos en el momento en que pensamos que confiar es complicado. Es simple, casi tanto como respirar. Fallamos en el momento en el que como personas desconfiamos, porque tememos a los riesgos, ha perderlo todo, a dar y no recibir. Pero si de corazón cierras los ojos, te sientes en las manos de otro. En el momento en el que sientas que puedas abrirlos y darte cuenta de que él no te ha dejado caer, has confiado ¿Fácil verdad?
El inconveniente viene después, cuando un día alguien que no te merecía, agarra tu mano solo para ver tu caída, verte a ti; caer.


Cuando estoy triste me resguardo siempre en mis pensamientos y me surgen todas estas dudas a las que intento dar alguna explicación. Por muy complicado que resulte a veces. No siempre lo consigo, pero al menos lo intento.

Todo transcurrió durante la mañana a causa de mis hermanas, ellas son perfectas; rectifico, se creen perfectas. Siempre por delante como si la vida se tratara de una carrera y ganar su única meta.

Se crecen con sus propias mentiras y sí son mis hermanas pero no es más que la verdad. Piensan que son especiales por tener ciertas aptitudes de las que yo carezco, pero la vida es así, es su mayor totalidad, injusta.

El ser la hermana pequeña nunca me ha dejado en buen lugar. Hoy presumieron delante de mis padres. No es que no las quiera, pero parece que ellas a mí, no lo suficiente. No comprendo por qué una persona puede ser tan mala y luego hacer como si no pasara nada.

Lo único que me consuela es la ayuda en estos caso de mi amiga Margarita. Lo mejor en esta vida es poder tener a alguien a tu lado en el que poder confiar, hablar de todo, ser tu misma. Yo diría que la amistad es aquello que nos mantiene vivos y alegres, ¿qué seriamos sin ella? Nada.

Margarita tiene una hermana mayor. Vive una situación semejante a la mía. Su sonrisa me hace feliz. Ella me hace feliz.

Hoy por la mañana, cuando salió el sol, Ruth fue la primera en despertar. Sus cabellos rubios iluminaban toda la habitación. Sus ojos brillantes se concentraban expectantes en las pilas de platos que se encontraban en la cocina. A continuación apareció Jasmine, como si se hubiera percatado de las intenciones de su hermana. Ella era completamente distinta. Llevaba el papel de líder. Era mucho más astuta. Sus rasgos indios eran fascinantes, parecía una princesa. Su melena negra y ondulada era perfecta. A menudo solía colocarse en el entrecejo una pegatina redonda para así simular que era de verdad una india, pero la verdad, no tenía nada que ver con el sistema de castas.

- Ruth, ¿estás pensando lo mismo que yo, verdad? - se miraron entre ellas, bastó un simple gesto para entenderse - .
- Claro hermana - se rió - .

Cuando Maggy y Scott se levantaron, se encontraron con una cocina diferente a la de la noche anterior. Todos los platos yacían en el suelo, completamente rotos. A mis padres eso les pareció increíble; no por el echo, sino por la manera de llegar a realizarlo. Vaya estupidez. No me lo podía creer. Las felicitaron varias veces a lo largo de este día tan triste. Yo permanecí callada aguantando los halagos sin poder articular palabra dada la indignación que sentía.

Llegó la peor parte tanto del día como de la historia. Preferiría no recordarla, pero he de hacérosla saber. Ellas se acercaron a hablar conmigo. Pensé que de cualquier cosa, pero no, volvieron a recordarme el tema que tanto detestaba. Dijeron que era una deshonra para la familia, que no debería pertenecer a ella por no sabe hacer...eso, simplemente preferiría no guardar esto en mi memoria nunca más. Nota personal : Eliminar todos los recuerdos que no me hacen feliz.

3 comentarios:

  1. Me encantan los primeros párrafos de esta parte, es increible como están escritos.
    Mucha suerte con el blog:)

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  2. Muchas gracias. Me alegra mucho que te gusten :)
    Un saludo!

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  3. Te parecería bien que Los imprimiese? :)
    Pero solo para leerlo yo, no para venderlo ni nada parecido.

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