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viernes, 1 de abril de 2011

Capítulo 3. Héroe

Estaba nerviosa, tanto que parecía no poder controlarme. El fin de semana había sido largo tras recibir una nota. Una nota que lo cambió todo:

“Brittany:
No sé por dónde empezar. Sé que hemos pasado por muchas movidas, pero espero que nada haya cambiado. Yo no te quiero perder como amiga, no sé que he hecho para que dejes de hablarme de repente, sin darme ninguna explicación. Me gustaría entenderlo, pero tú no haces más fáciles las cosas. Por favor perdóname si he hecho algo mal. Pero bueno…yo ya no te voy a insistir más, tú sabrás lo que haces.
Adiós.
Jack”.

Fue complicada la lectura de la carta, dada su mala caligrafía. Le había dado tantas vueltas a todos los significados de sus palabras. Unas veces parecía franco y sincero, otras, indiferente como si le diera igual mi decisión. Estaba desprotegida, sentía miedo, no quería admitirle la verdad, ¿pero acaso iba a tener opción? A veces las cosas no suceden como nos gustarían o simplemente la vida no nos da las oportunidades que necesitamos y que, unas amistades se van otras vienen, pero cuando se habla del amor, todo es un cálculo equivocado, no hay nada previsto. Aprendes, sufres y dudas. Es como el mar agitado, como tu propio sol, como el fuego que consume tu alma. Pasé a su lado con la esperanza de que me dirigiera una mirada. De reojo pude cerciorarme de que así hizo. Miraba con indiferencia, pero aún así tenía esperanza de que le importase aunque fuese lo más mínimo.

Me dirigí a un quiosco próximo al colegio para comprar un chicle antes de ir a clase. Al acabar de comprarlo, saber menta y de dejarlo en el bolsillo más pequeño de mi mochila pude sentir que alguien se encontraba tras mi espalda. Acarició lentamente mi hombro, apartando así mi pelo. Confundí su caricia con el tacto de un ángel. Notaba su respiración cerca de mí esto provocaba tanto nerviosismo con escasa movilidad. Me di la vuelta. Sentí miedo, mi vista se nubló, me mareé, me propuse mantener la calma pero me fue imposible. Me mostró su preciosa sonrisa; a pesar de que no sean muchos los que han tenido la suerte de poder apreciarla. Debido a esto me fijé en su boca, se había quitado el piercing que llevaba.
Me cogió de la mano, para así, poderme llevar con él. No dijo nada, su silencio me estaba matando. Llegamos a la parte de atrás del colegio, desde allí había unas preciosas vistas, el mar. Logré calmarme un poco más, ya no sentía tanto mareo como antes, pero todo se arruinó cuando me acorraló contra la pared. Creí no ser consciente de lo que estaba pasando. Él me mira, tanta tranquilidad me impresiona. Me vuelvo hacia él sorprendida.
-   
         Tenemos que hablar, aunque no quieras, esto lo tenemos que arreglar ya, yo no aguanto más así, no sé tú… - parecía un poco enfadado, se podía descubrir fácilmente por el tono de su voz - .
-          Lo sé, pero creo que ahora no nos va a dar tiempo tenemos que ir a clase…
-          ¿Qué tienes a primera hora? – preguntó indiferente-.
-          Gimnasia.
-          Hay tiempo, no importa que llegues un poco tarde – dijo despreocupado - .
-          Eso dilo por ti – me enfadé - .
-          siéntate – Nos colocamos apoyados en el muro - .
-          Oye… - comencé aun teniendo mucho miedo - .
-          Espera no hables – sacó de su bolsillo un pitillo y un mechero, lo encendió. Guardó el mechero - .
-          ¿Quieres? – me preguntó él - .
-          No fumo – dije tímidamente.
-          Cierto que eres demasiado pe… - no terminó la frase porque yo no le deje y porque tampoco era su intención - .
-          ¿Qué? ¿demasiado, qué? ¿pequeña? ¿pequeña, no?, sinceramente no sé porque estoy hablando contigo, eres imposible.
-          ¡Eh tía! ¿A dónde vas?– yo me levanté y me fui, él me siguió.
-          ¡Vete! No quiero hablar contigo – dije enfadada - .
-          Bri, ven aquí – me ordenó, como si me pudiera controlar con un par de palabras, yo no le hice caso y aceleré el paso.
-          ¡Déjame! – grité - .
-          No – me dijo decidido mientras me agarraba del brazo para que le esperase y no siguiese corriendo. No me había dado cuenta del espectáculo que estábamos montando, todo el colegio se estaba percatando de nuestra discusión.
-          Suéltame el brazo. No te das cuenta de lo inmaduro que eres y luego soy yo la pequeña de catorce años que no entiende nada y tú el mayor de diecisiete que lo sabe todo, ¿no? Mira el numerito que estás montando, que vergüenza, ¡Eres realmente patético!
-          Para patéticas ya estás tú.
Sus palabras provocaron en mi confusión. No comprendía por qué me había dicho eso. Tal vez si otra persona me dijera lo mismo no hubiera tenido la misma reacción, pero era el chico al que quería, varias lágrimas nacieron y murieron en un mismo instante. Hice un esfuerzo para que me soltase, pero en vano, no me dejó ir. Me atrajo hacia él, vio en mi rostro lo que por su culpa había ocurrido, me miró con arrepentimiento y dado el daño, me dejó ir. Salí corriendo, alejarme de él me haría bien, eso intenté durante los últimos meses. Sin quererlo por el camino me choqué con una de mis amigas, Alicia.
-          Perdón – le dije con la intención de seguir corriendo - .
-          ¿Qué te ha pasado?
-          Déjame Alicia – dije ya enfadada, pero sin tener ningún motivo ya que ella no me había hecho nada. Me agarró del brazo para que no me fuese.
-          ¡Qué os pasa a todos hoy! Os gusta mi brazo o qué – dije irritada - .
-          ¡Relájate! Que yo no te he hecho nada para que estés así.
Volví a llorar. Estaba harta. Oí que gritaba mi nombre desde la distancia ya que eché a correr, pero era demasiado tarde para volver atrás, allí solo había problemas. Desconecté de todo.
Clase de Ciencias Naturales. Yo seguía distraída mirando por la ventana, viendo brillar el sol, contando las personas que pasaban por la calle, cualquier cosa era motivo para desconcentrarme, hasta que me percaté de que alguien pronunciaba mi nombre.
-          ¡Brittany! – chilló una vez más la profesora - .
-          Perdón, dime – dije muy avergonzada - .
-          ¿Eres la delegada, no? – como si no lo supiese, la de veces que me ha mandado hacer recados - .
-          Si claro.
-          Bien…pues puedes ir a primero de bachillerato a darle un recado a Mónica.
-          Si – me levanté pare que me diese las instrucciones - .
-          Llévale estas hojas.
-          Vale. Pero, ¿a primero a ó b?
-          A.
Por el camino no me dediqué a ver de qué se trataban esas hojas. ¿Por qué tenía que ser yo la delegada de la clase? ¿Por qué me toca a mí ir a esa clase? Las cosas otra vez más no salieron según lo planeado.
-          ¡Pasa!  - la voz parecía bastante enfadada y ya desde el pasillo se escuchaban muchas voces parloteando a la vez, abrí la puerta muy lentamente - .
-          Hola Mónica, venía a traerte estos papeles de parte de María – dije tímidamente sin mirar al alumnado con miedo a encontrarme con su mirada - .
-          Espera un minuto Brittany – me obligó a colocarme en frente del encerado muy a mi pesar y continuó con su charla - .
-          ¡Jack! ¿Quiere usted decirnos quién fue? – alcé la vista para encontrarlo - .
-          No sé de qué me está hablando – me miró y yo automáticamente bajé la mirada - .
-          Claro…nunca es usted, ¿no? – afirmó con la cabeza – siempre con ese pasotismo, ¿no te aburres, chico? De ser siempre el bromista, el maleducado, el héroe.
-          Lo de héroe está bien, yo siempre ayudo – sonrió - .
-          ¿Y cuál es el plan ahora, héroe? ¿Echarle la culpa a otro? O admitir que fue usted el que rompió la lámpara - .
-          Los héroes de verdad no tienen plan
-          Muy bien… ¡Pues fuera de clase!
-          No.
-          Está usted sordo – no le contestó - .
-          A parte de sordo mudo.
-          Sí, pero no manco – le hizo un gesto con el dedo  muy peculiar en estos casos. Los alumnos echaron a reír, alguno aplaudía. Estaban orgullosos de él.
-          ¡Tiene usted un parte! Y ¡Fuera de clase inmediatamente!
-          Como usted mande – se rió y salió del aula con la cabeza bien alta - .
-          ¡No se sentirá tan héroe cuando este expulsado un par de días!
-          Héroe no, pero afortunado sí – esas fueron sus últimas palabras - .
-          Brittany, ¡ven aquí! – seguí aún irritada – siento que hayas presenciado tal incidente y por ello perdido tiempo de clase – no sabía lo mucho que me había gustado haber estado allí - .
-          No importa, aquí tienes – le di los papeles – adiós - .
-          Gracias, adiós.
Salí de clase. Ni rastro de él. Se habría marchado, supuse. Pero de pronto e inesperadamente una fuerza tiró de mi abrazo y me atrajo hacia él.
-          Jack, ¿qué haces? – sin darme cuenta, susurraba sin querer - .
-          ¿Por qué hablas tan bajo? Ni que estuviéramos haciendo algo malo – imitó mi tono de voz para causar gracia - .
-          Me tengo que ir, déjame.
-          Y yo, a casa, estoy expulsado – hizo gala de su espléndida sonrisa - .
-          A los héroes de verdad no les expulsan.
-          Tal vez, pero ellos son valientes y cubren a sus amigos – ahora entendía todo - .
-          Así que fue un amigo tuyo el que rompió la lámpara del techo.
-          Haber, podría haber sido yo perfectamente, porque lo de volar aún no lo controlo del todo bien.
-          Tonto – sus bromas no tenían gracia - .
-          Guapo – sonrió de nuevo - .
-          Eso lo dices tú.
-          Y todo el mundo – afirmó - .
-          Yo no, ya no es todo el mundo, lo siento.
-          Más siento yo que no reconozcas la verdad.
-          Tú verdad, eres un creído.
-          ¿Un creído? – se sorprendió - ¿Estás segura? – se acercó a mí, susurrando estas últimas palabras a mí oreja, haciéndome retroceder - .
-          Claro que lo estoy – me separé de él, tenía que irme - .
-          ¿Adónde vas, rubia?
-          Yo no estoy expulsada y ahora tengo clase, ¿recuerdas?
-          Claro que me acuerdo, los héroes tenemos buena memoria. También controlamos bien, ahora tienes recreo, venga, latamos, tenemos mucho de qué hablar. Ahora tienen recreo y luego la última clase.
-          No tienen, tengo recreo y clases.
-          No te hagas derogar.
-          Anda, ¡pero si sabes lo que es eso!
-          Por favor – ignoró lo que le dije y volvió a insistir - .
-          ¿Los héroes también suplicáis? Eso es nuevo.
-          Por favor – la verdad es que ir de dura no era precisamente mi especialidad, me estaba muriendo de ganas de ir con él, era una oportunidad perfecta, ¿y por qué dejarla pasar? No malgasto, las cosas suceden una vez en la vida y no quiero ver cómo pasan delante de mí las oportunidades que dejo escapar.
-          Con una condición.
-          Haber, pedichona, ¿de qué se trata?
-          Quiero…
-          ¿Quieres?
-          Volar – sonreí - .
-          Ya te dije que aún no lo tenía muy contralado.
-          No era que contralabas todo muy bien, venga tonto – cogió mi cuerpo, como si de una pluma se tratase, era muy fuerte, gracias a sus miles de entrenamientos con las pesas, ganador de halterofilia regional.
-          ¿Preparada, pequeña?
-          Lista héroe.
Comenzó a correr muy rápido. Tan rápido que cerré los ojos por miedo a que nos cállesenos por las escaleras pero no fue así, él tenía una gran concentración y precisión en cada uno de sus movimientos. Una vez en el patio, nos escondimos tras un árbol para que nadie pudiese vernos, cuando sonó el timbre que permitía a todos los alumnos aburrido disfrutar de un rato de diversión, nos preparamos para nuestra marcha. El portero abrió la puerta principal del colegio y antes de que todos los alumnos bajasen deseando su tiempo libre, nosotros fuimos más astutos y ágiles; salimos corriendo así atravesando la puerta que nos aportaría la libertad durante unas horas.
Una vez fuera ya no había peligro de que nos hicieran volver, pero aún así, él no paro de correr. Atravesamos el paseo marítimo de la ciudad, mientras la gente, asombrada, nos observaba detenidamente, como si fuéramos dos fugitivos dispuestos a encontrar un escondite. Algo parecido podíamos llegar a ser. Me llevó a la playa. Una pequeñita y acogedora, quedaba ya poca arena, el mar se había hecho con ella, pero a pesar de ellos, nos establecimos allí sin complicaciones.
Nos sentamos juntos en la arena, yo me descalcé, para que el agua bañara mis pies, así disfrutando del agua fría del mar y del cálido sol que proporcionaba ese calorcito demostrando que el verano llegaría pronto. Ojalá pudiera ver más allá del horizonte, derrumbar fronteras. Miraba al mar, brillaba tanto como el oro, pero su valor era mucho mayor al de este, no tenía, tal cosa de abismal hermosura no podía tener precio. Me sentía muy afortunada al saber que estaban a mi lado los dos seres más bellos que nunca encontraría jamás.
-          Se libre como el viento e indomable como el mar – pensé - .
-          Lo soy.
-          ¡Ya he vuelto a pensar en alto! – me avergoncé - .
-          Ojalá fuera así todo el tiempo.
-          ¿Por qué dices eso?
-          Rubia, eres muy complicada – me reí – te lo digo enserio, si pensaras más en alto, de verdad sabría en que piensas en cada momento.
-          ¿Por qué quieres saberlo?
-          Por qué nunca me dices nada, o no lo suficiente para aclararme. No te entiendo.
-          Mejor.
-          Mejor no, yo necesito saber qué es lo que te pasa conmigo – el corazón se me aceleró como al arrancar el motor de una moto - .
-          Nada, que me va a pasar – miré al paisaje, intenté mantener la calma, antes de salir corriendo de allí - .
-          Interesante… me dejas de hablar, de repente y no te pasa nada.
-          Pues no.
-          ¡Yo no entiendo nada, joder! – le miré asombrada, lo estaba haciendo enfadar de verdad, nunca se había puesto así conmigo - .
-          Jack… y por qué en vez de hacerte tantas preguntas dejamos de ser amigos y ya está, déjame.
-          Que te deje, ya está, ¿es eso lo que quieres?
-          No es lo que quiero, es lo que tengo que hacer, Mira Jack, por favor…
-          Es que no me puedo creer que después de todo, acabe nuestra…amistad, así.
-          Yo… - hizo que me sintiera culpable - .
-          ¿Qué ha pasado? Dímelo al menos. Si ha sido por mi culpa quiero saberlo.
-          No ha sido por tu culpa, eso no lo pienses nunca, pero es mi decisión, acéptala por favor.
-          Si me dieras una única razón.
-          Es mi decisión, ya está.
-          Eres una cría, tan inmadura, tan…
-          Sí, pequeña, igual esa debería ser tu razón para no ser amigos.
-          ¿La edad?
-          Sí.
-          La edad no me importa, pensé que creías que yo no era así. Tal vez al principio si era raro llevarme con alguien más pequeño, pero tú me demostraste mucho, eres diferente, no como el resto de niños de tu curso. Además que la edad es solo una cifra, puros números – me asombró la grandeza de sus palabras – si yo no quisiera ser tu amigo, te hubiera dicho adiós desde un principio, pero ves que lo haya hecho, me importas más que unos números.
-          ¿De verdad?
-          No, de mentira – me reí sin ganas - .
-          Tal vez necesitaba que me dijeras eso.
-          Te lo podré repetir siempre que quieras – permanecimos en silencio durante unos segundos, sin necesidad de decir o hacer algo - .
-          Bri… - pero el rompió aquel silencio tan monótono - .
-          Dime.
-          ¿Ahora qué? Quiero decir…
-          Ya sé lo que quieres decir, yo quisiera decirte toda la verdad.
-          La verdad, ¿sobre qué?
-          Sobre por qué te dejé de hablar durante un tiempo.
-          Pues dime.
-          No puedo decírtelo, es una locura.
-          No se trata de poder o no poder. Hay cosas que se hacen y punto.
-          Es fácil que lo diga alguien como tú, pero tengo miedo, si te lo cuento, todo cambiaría.
-          Nada va a cambiar rubia, créeme. Nada por muy importante que sea va a dejar que yo no esté a tu lado.
-          Jack…por ahora, de verdad, es mejor dejar las cosas tal y como están.
-          Entonces no te hablo y ya está, ¿qué fácil te resulta decirlo, no?
-          No me trates así, por favor.
-          ¿Cómo quiere la  niña que la trate entonces? – no aguanté la presión de la situación, tuve que salir de allí, huir, soy tan cobarde. En el fondo siempre tuve miedo.

8 comentarios:

  1. Es...precioso lo de: "Quiero volar" me ha encantado y el título del capítulo ya dice mucho ^-^. Te sigo y espero con ansias el proximo capítulo. :)
    Besos, Elenna

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  2. Me alegra mucho que te guste la verdad :)
    Ya estoy en marcha, en breves publicaré el siguiente.

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  3. if we would can fly, everything will be diferent
    verdad ? :) me gustó el cap 4 !
    Genial entrada, genial blog
    te sigo, me siges ;)
    http://www.motivaland.blogspot.com
    NO OLVIDES COMENTAR!
    Saludos!

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  4. Si :) Muchas gracias! :D
    Ahora mismito me paso por tu blog jaja
    Un saludo!

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  5. Me encanta este capítulo, está genial. Me recuerda a mi relación con mi novio ya que tiene bastantes mas años que yo, sigue asi k esta fantastico un beso ^^

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  6. Muchas gracias :)
    :O enserio? jaja, que coincidencia.
    Seguiré, un beso :)

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  7. Jaja enserio, 15 años me saca ni mas ni menos, se ace duro pero todo sea por amor ^^

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